jueves, 29 de marzo de 2012

Querer sin poder amar

Quiero citar un texto que escribió Juan Pablo Pozo que habla sobre el querer sin amar... que me concierne mucho.








Querer sin poder amar es una sensación dolorosa, resignante, a la que quizás haya alguna vez en la vida a la que enfrentarse.
Es una situación extraña, sin explicación concreta, una vez más los sentimientos demuestran que no podemos controlarlos, como ya bien os dije, y no podemos saber algo certero porque esto no tiene uso de razón y lógica.


Querer sin poder amar es sentir mucho por alguien pero sin poder llegar,
Querer sin poder amar es tener el pellizco del gusto pero no poder saborear,
Querer sin poder amar son lágrimas en silencio del corazón pidiendo olvidar.

Querer sin poder amar es la solución del alma a la necesidad de vivir junto alguien,
poder sentir al pronunciar un te quiero, socorrer las ansias de tus labios que piden besar.
Querer sin poder amar es la consigna que el amor quizás puso para hasta él llegar,
echar de menos una caricia, una silueta que nos embobe mientras se pierde sin más.

Querer sin poder amar es la penitencia del que ha vivido amando y no consigue olvidar,
es el sufrimiento de a quien podemos enamorar, de quien se expone al daño para soñar.
Querer sin poder amar es la tortura de la conciencia que sin razón no puede continuar,
es la flagelación contínua al subconsciente que no es capaz de a su sentir orientar.

Querer sin poder amar es un laberinto con muchas salidas que no queremos tomar,
nos duele tener que dejar, desistir en la lucha que el olvido mantiene entre el bien y el mal.
Querer sin poder amar es un sudoku al que le falta un 2, un abecedario sin la A,
es imposible de llegar a entender pero obligados estamos a comprender.

Querer sin poder amar es añoranza de vivir la magia de estar enamorado,
de momentos en los que el tiempo se para mientras un escalofrío recorre tu alma.
Querer sin poder amar es dar las gracias por tener personas que nos quieren a rabiar,
querer complacerlas o no, pero saber que algún día el amor eterno nos llegará.

Querer sin poder amar es arriesgado, hay que pensar dos veces a la hora de un paso al frente dar, de decir un te quiero, porque para la otra persona en sus sentimientos no hay marcha atrás.
La mejor solución, por delante siempre la verdad, primero a nosotros mismos y luego a los demás. Querer sin amar no es malo si no nos torturamos, pero puede ser peor para quienes con nuestro amor no paran de soñar.

No hay comentarios: